Este artículo es mi humilde homenaje al gran Andreu Barrabino, la persona que cambió mi vida a mejor. DEP.
Año 2001. Acababa de nacer mi hija Laura. Yo trabajaba en la agencia de publicidad Bassat Ogilvy y me estaba planteando un cambio profesional.
Un compañero de trabajo me aconsejó hablar con Andreu Barrabino.
“Dile que te gustaría impartir una clase”- me comentó- “Posiblemente te dará una oportunidad”…
¿Una oportunidad?
Andreu Barrabino me abrió las puertas de un mundo nuevo.
Andreu me guio por un nuevo camino hasta que descubrí mi verdadera vocación.
Andreu me acompañó y me supervisó en todo momento.
Andreu me aconsejó qué hacer y qué no hacer.
Andreu me abrió las puertas de la felicidad profesional porque empecé como profesora de Inteligencia Emocional y poco a poco, me fui preparando para ampliar este campo y abarcar nuevos terrenos. Andreu me animó a hacer nuevas clases: comunicación, marketing, estrategia, creatividad… Fui tutora de algunos TFC, ahora TFG y fui adquiriendo experiencia como docente. La verdad es que tenía a Andreu siempre a mi lado cuando me surgía alguna pregunta y sobre todo, para alentarme a aceptar nuevos retos.
Fue primero mi mentor y poco a poco, mi amigo.
Como amigo fue alguien incomparable. Me siento “huérfana” porque es muy difícil encontrar una persona que te escuche como él, que te sonría como él, que esté siempre presente cuando le hablas, que te entienda, te aconseje y te cuide con humildad, cariño y bondad.
Siempre se acordaba de sus amigos, de sus profesores, de sus alumnos y sobre todo, de su familia, a quienes mencionaba frecuentemente. Le gustaba compartir su vida personal. Era un libro abierto. De él podías aprender infinidad de cosas. Su carácter le permitía aconsejarte un cambio de rumbo aunque tú al principio no lo vieras necesario. Te hacía reflexionar. Nunca te dejaba indiferente. Para mí un amigo tiene que contradecirte, estar en desacuerdo, ser valiente para decirte cosas que no te gustan, inspirarte, impulsarte a la acción, acompañarte cuando las cosas están difíciles y también celebrar conjuntamente los éxitos. Para mí, Andreu era el amigo ideal. En la distancia, me acompañaba “virtualmente”. Cuando estaba con él me sentía arropada, me presentaba a otros profesores en el comedor, me animaba a participar en nuevos eventos. Cuando hablaba por teléfono con él, la sensación era extraordinaria: su voz cálida, suave, envolvente, me hacía sentirme importante; tenía siempre todo el tiempo para escucharte y cuando estaba ocupado, te lo hacía saber con dulzura, con respeto. Y te invitaba a contactarlo un poco más tarde, siempre dispuesto para ayudarte.
Año 2002. Andreu me propone compartir asignatura con Josep Ramon Robinat, gran profesional, experto en Marketing y en Comunicación. ¡Un honor para mí! Un aprendizaje enorme durante los muchos años en que trabajamos juntos guiando a los mismos alumnos. ¿Lo mejor? Nuestras reuniones conjuntas: Andreu, Josep Ramon y yo… Preparar el cronograma, conocer a priori a los alumnos, definir contenidos, crear nuevos retos, buscar empresas para los trabajos finales de la asignatura… Momentos inolvidables, charlas que permanecen en mi memoria, ideas revolucionarias… Desde aquí recordar también a Josep Ramon, que nos dejó en febrero del pasado año. ¡Qué rabia! ¿Por qué se van los mejores? ¿Por qué se van mis maestros? ¿Cómo voy a seguir aprendiendo?
Año 2003. Andreu me invita a participar en el postgrado de Comunicación Creativa en la UAB. ¡Me da una nueva oportunidad! Es una ocasión para prepararme a impartir a un público multicultural. ¡Me encanta la idea! Desde entonces, debo decir que sigo disfrutando muchísimo cuando tengo alumnos de Latinoamérica, de Centroamérica, de otros países de Europa, de Asia, de África… Es un enriquecimiento continuo para mí. Los que sois profesores me entendéis perfectamente. Es un regalo dar clase y aprender con los alumnos. En la Universitat Autònoma de Barcelona tengo la ocasión de conocer a Santiago Estaún, una persona entrañable, erudita, honesta, humilde. También me siento muy cómoda trabajando con él, creando nuevas asignaturas para el master de Psicocreatividad y tutorando a los alumnos en sus Trabajos finales de Master. Andreu y Santiago son un tándem magnífico. Andreu me llamaba cada mes de febrero para planificar las clases del master. “Tu em diràs la teva disponibilitat Maria perquè sé que estàs molt enfeinada donant classes a empreses”. Y te daba diferentes alternativas… Sí, él me daba las clases y él me dejaba escoger. Y claro está, yo priorizaba sus clases ante otros proyectos porque quería corresponder, quería que siguiera contando conmigo, quería seguir aprendiendo de él, quería mostrarle mi agradecimiento…
Año 2009. Andreu me llama y me insiste en que debo licenciarme en ADE. Andreu argumenta que cuanto más preparada esté, mejor futuro tendré, en la Universidad y en todos los ámbitos de mi vida. Siento que Andreu es como el padre que perdí a los 18 años. Se preocupa por mí, se anticipa a mis necesidades. Andreu siempre ha cuidado muy bien de la gente. Siento que tiene gran experiencia como padre de 4 magníficos hijos y que me está aconsejando como si fuera hija suya. Tengo que seguir su recomendación. Quiero que se sienta orgullosa de mí. Le debo mucho… Me matriculo en la Universitat Abat Oliba y en un año consigo la licenciatura, ya que me convalidan otros estudios ya realizados. Andreu está contento. Yo también. Es un proyecto conjunto. Es un éxito compartido. Veo en sus ojos que está feliz. ¡Qué maravilla! Siento que la felicidad de los demás es muy importante para Andreu. ¡Es una persona Grande!
Año 2014. Escribo mi primer libro y se lo dedico a Andreu. Le entrega un ejemplar firmado y me dice que no merece la dedicatoria. No le gustan los méritos. Repito, es una persona humilde, sencilla. No quiere lucirse ante nadie. Es un ejemplo, lo ha sido y lo será. ¡Cuánto podemos aprender de él! ¡Cuánto puede aprender esta sociedad! De repente me dice que el libro será una guía para los alumnos de la Universidad y me anima a dar conferencias presentando mi libro. Y por supuesto, yo sigo su recomendación y doy difusión a mi libro, avalada por Andreu.
Año 2019. En febrero Andreu, Alfonso Freire y yo vamos al entierro de nuestro compañero y amigo Josep Ramon Robinat. Andreu conduce el coche. Estamos muy tristes. Andreu lidera la conversación, destacando los apasionados momentos compartidos con nuestro amigo. Conversaciones intensas, llenas de valor. Reflexionamos. Hablamos de la “montaña rusa” de la vida. Una metáfora que ilustra a la perfección el pasado, presente y futuro de todos nosotros. Una vez más, todos coincidimos en que debemos valorar y disfrutar de las personas que están a nuestro lado porque, más pronto o más tarde, ya no estarán…
El 7 de marzo Andreu recibe la máxima distinción en la Universitat Abat Oliba por sus 25 años de dedicación y entrega. Una vez más Andreu le quita importancia. Andreu se merece este reconocimiento y muchos más.
Desde aquí mi agradecimiento Andreu por todo lo que me has dado, por hacerme reflexionar, por darme otros puntos de vista, por convencerme, por contagiarme tu rebeldía, por ser mi amigo, por ser mi mentor, por ser un ejemplo, por todo lo que he aprendido de ti y por todo lo que sigo aprendiendo.
Sí, siempre seguiré aprendiendo de ti. Gracias Andreu.