Queremos que el público recuerde nuestros mensajes.
Queremos influir.
Queremos provocar el cambio.
Al preparar tu presentación, recuerda siempre:
- Definir el perfil de tu público para desarrollar la presentación a su medida. ¿Cómo puedo aportarles valor?
- Utilizar un lenguaje llano. Mi objetivo es ser comprendido, no ponerme una medalla y que todos piensen que soy un experto porque utilizo palabras muy extrañas. Sólo emplearemos anglicismos y palabras técnicas si estamos seguros de que nos van a entender. Y, si son necesarias, las traduciremos una vez para evitar discriminaciones. Cuanto más cercano sea mi vocabulario al de la audiencia, mejor me comprenderán y mejor recordarán mis ideas.
- Construir frases sencillas. ¿Recordáis que en la escuela nos decían que las frases estaban formadas por Sujeto, Verbo y Predicado? Evitemos el exceso de frases subordinadas, ya que son ideales para perder el hilo de nuestra charla.
- Seleccionar vocabulario positivo. Algunas veces nuestro estado de ánimo nos traiciona y, de forma inconsciente, salen de nuestra boca palabras que crean una atmósfera turbia, pesimista. Es mucho mejor seleccionar palabras como: éxito, regalo, invitación, excelencia, futuro, solución, vida, prosperidad, familia, suerte, amistad, optimismo, felicidad, luz, amor, bienestar, gracias, fácil, afortunadamente, rápido, interesante, estupendo, maravillar, mejorar, conseguir, llegar…
- Sorprender positivamente. Tu presentación debe ser un regalo para tu audiencia. Consigue superar sus expectativas aplicando la máxima creatividad!!!