Pau Garcia Fuster BARCELONA 20 | 12 | 2014 VIAEMPRESA.CAT
María Muñoz, formadora experta en habilidades directivas, da las claves para huir del miedo escénico, no perder la autoconfianza y mejorar la comunicación en público
María Muñoz es entrenado María Muñoz Roca es entrenadora de habilitades directivas .
LAS CLAVES
«El miedo escénico es una falta de autoconfianza por el temor de no cumplir con las expectativas»
«Mucha gente evita las presentaciones y las delega, y acaba cogiendo más miedo»
«Los jóvenes cada vez son más atrevidos que los de 40 o 50 años»
La cantante Pastora Soler sorprendía hace unas semanas anunciando una retirada temporal debido al miedo escénico. Incluso Joaquín Sabina ha sufrido recientemente un episodio similar. Pero ¿por qué profesionales con acreditada experiencia pueden sufrir estas situaciones? No son exclusivas del mundo de la música, ya que también se viven más a menudo de lo que se piensa en el mundo empresarial. Personas a las que nunca se ha visto intervenir en una reunión, o directivos que delegan por sistema las presentaciones públicas, también pueden ser víctimas. María Muñoz es entrenadora de habilidades directivas en MRC International Training, y domina especialmente todo lo referente a la comunicación en público. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, y después de 15 años trabajando en agencias de publicidad, en el año 2000 hizo un cambio de rumbo para especializarse en este ámbito. Autora del libro ¿Disfrutas comunicando? (Dobleerre, 2014), repasa en esta entrevista con VIAempresa las claves para mantener la confianza en uno mismo, no tener miedo del escenario y gestionar correctamente las mariposas en la barriga. ¿Quién no las ha sentido?
¿Qué es el miedo escénico? Es una falta de autoconfianza por el temor de no cumplir con las expectativas de tu público. Puedes ser un gran profesional, conocer muy bien tu trabajo; pero en un momento determinado disminuye la autoconfianza.
¿Por qué se produce? Puede ser por un diálogo mental que se hace un mismo anticipando cosas negativas. Por ejemplo, cuando hacemos una presentación ante un público de más nivel. Cuando esto pasa tenemos más miedo porque pensamos que nos pueden boicotear o hacer una pregunta que no sabremos responder. Otra causa posible es por haber recibido una crítica negativa que no se ha digerido bien. De alguna manera se crea una dependencia emocional con el público, y aunque conoces perfectamente lo que haces, tienes miedo a bloquearte o no dar la talla de alguna manera.
¿Es habitual encontrar estos miedos entre directivos o trabajadores dentro de las empresas? Es más habitual de lo que parece. De hecho, una de las formaciones que más se pide es sobre realizar presentaciones eficaces o como impactar al público. Una cosa es lo que sabes, y la otra es que sea útil para los demás y les aporte valor. Una presentación no termina cuando has terminado de hablar, sino cuando recibes el feedback del público.
Al realizar estas formaciones, ¿dónde se incide más? Aparte del conocimiento y la comunicación verbal y no verbal; incidimos mucho en la actitud interior. ¿Estás dispuesto a compartir tus conocimientos y a disfrutar de ese momento? Además, tienes que conocer a priori a tu público para ser más eficaz. De esta manera puedes modular la presentación en función de lo que necesitan los demás.
¿Tiene solución el miedo escénico? ¿Cómo se puede combatir? Lo importante es practicar y atreverse a hacerlo. Mucha gente evita las presentaciones y las delega, y acaba cogiendo más miedo.
De hecho, ha publicado en su libro las tres claves para conseguirlo. ¿Cuáles son? La primera es la actitud, debe ser positiva. No debemos tener miedo al error, somos humanos! Tenemos que crear un entorno muy cercano. No estoy nada de acuerdo con las presentaciones donde el ponente se esconde detrás de un atril o de una mesa. En una conferencia debes pasear entre la gente, sentir que somos un mismo equipo. Esto se nota y acabas repartiendo el peso de la presentación, que deja de ser un monólogo para ser un diálogo.
¿Qué más? El segundo paso es la empatía con el público. No pensar que eres más que los otros porque eres un experto del tema, sino que estás a disposición del público. De hecho, el público también te puede enriquecer mucho, porque hoy en día está muy informado. El miedo escénico puede surgir cuando no aceptas que quizás alguien sabe más que tú.
¿Y la tercera? La tercera es aplicar la creatividad: sorprender a la gente y superar sus expectativas, a la vez que se debe ser concreto para aprovechar bien el tiempo. Es vital salir de la rutina.
¿Son buenas las clásicas mariposas en la barriga? Esto es fundamental. Cuando las sientes significa que quieres dar el máximo y que tienes respeto por tu público. Todos nos hemos encontrado alguna vez alguna persona que habla para sí misma, les gusta tanto hablar que en realidad son buenos oradores, pero no aportan nada. No tienen mariposas, salen a hablar como si estuvieran en casa. Debemos tener adrenalina para dar el máximo, y es bueno esta inquietud, para cumplir el compromiso que tenemos con el público. No debemos hacer desaparecer las mariposas de la barriga, sino gestionarlas bien.
¿Una persona tímida puede conseguir terminar disfrutando mientras comunica? Estoy segura, pero necesita práctica. Cuando hacemos una presentación al final es como ser un poco actor. Tienes un escenario, un público y tienes que aceptar que estás haciendo un rol. No quiere decir que engañes a nadie, pero en ese momento coges el rol del experto que está compartiendo sus conocimientos. Puedes ser tímido en la vida íntima o familiar, pero aquí no; tienes que coger un rol que no te permite ser tímido. Debemos pensar que si nos hemos preparado, merecemos tener éxito.
¿Habría que educar más la exposición oral y el debate? Sí, sin duda. Tienes que ser capaz de defender diferentes opiniones, aunque siempre sea más fácil hacerlo con la que estés de acuerdo. Por suerte, ahora ya hay muchas universidades centradas en esto porque es necesario en prácticamente todos los sectores.
Sin embargo, ¿todavía estamos lejos de otras culturas donde está más desarrollada esta formación? Está claro que en Estados Unidos, por ejemplo, hay mucha más tradición en este sentido. Aquí, sin embargo ya se empieza a hacer. Las escuelas cada vez fomentan más las presentaciones, los debates en asamblea y la participación. Esto hace que los jóvenes cada vez sean más atrevidos que los de 40 o 50 años. Vamos bien, pero las empresas también deberían fomentar esta formación porque algunos directivos arrastran este hándicap y si nadie detecta esta necesidad… Incluso se ve en las reuniones, donde hay gente que no se atreve a hablar por miedo a equivocarse o hacer el ridículo. Si no rompes con ello, a largo plazo puedes caer en el miedo escénico.